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La radicalización yihadista en España lleva en general a funciones no violentas pero persiste la amenaza, según Elcano

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Los yihadistas, cada vez más jóvenes, se radicalizan vía ‘online’ y en general no tienen vínculos directos con grupos terroristas

MADRID, 29 (EUROPA PRESS)

La radicalización yihadista en España ha evolucionado en la última década, atrayendo a una edad cada vez más temprana y con las redes sociales como una de las principales vías de acceso, tendencias ambas que llevan a pensar en que seguirá conduciendo por regla general a la realización de funciones preparatorias y de proselitismo y no de carácter violento, aunque estas no se puedan excluir.

Así se desprende del estudio que ha llevado a cabo el Real Instituto Elcano con motivo del 20 aniversario de los atentados del 11-M y en el que se ha analizado los casos de los 205 yihadistas condenados o muertos en España en el periodo entre 2012 y 2023.

Según este análisis, la radicalización en nuestro país «es un fenómeno grupal; con una clara localización geográfica», con Cataluña como principal foco con el 36,6% de los casos, seguida por Madrid (15,7%), Ceuta (14,2%) y Melilla (11,2%); «cada vez más juvenil; muy ligado a la esfera virtual y altamente sensible y reactivo al contexto global».

Elcano ha constatado un «relativo rejuvenecimiento de los radicalizados». Aunque el 71% de los yihadistas que se radicalizaron en las dos últimas décadas tenían menos de 30 años en el momento en que lo hicieron, la cifra de quienes se radicalizaron con menos de 18 ha aumentado. Así ha pasado del 17,1% entre 2001 y 2011 al 23,4% entre 2012 y 2023, mientras que el grupo de 18 a 29 años se ha reducido del 54,3% al 47,8%.

En el 81,3% de los casos de menores radicalizados tenían algún tipo de vínculo previo con activistas yihadistas: lazos familiares (48,1%), de amistad (29,6%) y de vecindad (22,3%). En el 78,3% de los casos, la radicalización se produjo por interacciones cara a cara, mientras que a la esfera ‘online’ acuden para integrarse en comunidades de afines o compartir estados emocionales.

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LOS MÁS JÓVENES NO SON MÁS VIOLENTOS

El estudio también viene a refutar la «percepción social de una mayor predisposición hacia la violencia entre quienes se radicalizan durante la adolescencia» a la que ha contribuido por ejemplo la detención a finales de enero en Sevilla de un adolescente que había avanzado en la planificación y preparación de un atentado.

Los datos apuntan a que es el grupo de los radicalizados en su etapa de jóvenes adultos el que muestra «una mayor participación en funciones operativas», mientras que quienes se radicalizan antes de los 18 o después de los 30 «tienden más a adoptar funciones de apoyo y a participar en tareas preparatorias».

Esto puede deberse, según ha explicado Álvaro Vicente, investigador de Elcano, a una «falta de intención» ya que tienen «poca flexibilidad y poca capacidad para comprometerse intensamente con su militancia» por su edad, o «falta de oportunidad» dado que «están bajo el control de figuras de autoridad». Además, los agentes de radicalización no siempre buscan un cambio de conducta sino «la adopción de la ideología».

Por otra parte, en la última década se constata una «prevalencia del ámbito ‘online’ en los procesos de radicalización», hasta el punto de que está presente en el 86,6% de los casos analizados, en un 40% de manera exclusiva. Con todo, son las «trayectorias híbridas» el modelo predominante. Es decir, en algunos casos Internet es la puerta de entrada al movimiento yihadista, al despertar su interés de forma inicial llevando luego a encuentros presenciales, mientras que en otros viene a reforzar creencias que se han adquirido mediante interacciones físicas.

LA RADICALIZACIÓN ONLINE, MENOS VIRULENTA

El estudio ha detectado diferencias entre quienes se han radicalizado exclusivamente ‘offline’ de quienes lo han hecho exclusivamente ‘online’. Así, los primeros suelen ser más jóvenes (28,2 años de media), con más frecuencia desempleados, condenados en el pasado por delitos comunes y con relación previa con yihadistas. Los segundos son más jóvenes en el momento de radicalizarse (22,2 años), carecen de antecedentes penales y su aproximación al yihadismo se produjo esencialmente tras la eclosión de las redes sociales a partir de los 2010.

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Tras analizar los más de 200 casos, los expertos de Elcano han llegado a la conclusión de que quienes se radicalizaron de forma exclusiva a través de Internet «tendieron a adoptar funciones preparatorias, no violentas, a menudo relacionadas con el proselitismo» como difusión de propaganda.

Por lo que se refiere a quienes se radicalizaron de forma híbrida, «tendieron a implicarse en mayor medida en actividades operativas, ya fuera en zonas de conflicto como combatientes terroristas extranjeros o planificando atentados terroristas en territorio nacional». «Las trayectorias exclusivamente ‘offline’ también resultaron en una mayor participación en acciones violentas», subraya el documento.

La tercera tendencia identificada es el impacto que los conflictos internacionales pueden tener en la radicalización y movilización de yihadistas. En este sentido, la guerra civil en Siria que arrancó en 2011 fue clave en los casos analizados. Así, el 69,6% de los yihadistas detenidos en el periodo analizado se radicalizaron en la fase inicial de este conflicto, entre 2011 y 2015, años que comprenden la emergencia y el auge del grupo terrorista Estado Islámico. Solo un 19,6% de la muestra estudiada se radicalizó a partir de 2016.

GAZA NO SERÁ SIRIA

Aunque el actual conflicto en la Franja de Gaza rápidamente ha atraído el foco de los grupos yihadistas dada su «importancia simbólica» y su capacidad para atraer nuevos reclutas, el estudio no cree que pueda replicar el escenario sirio pese a su potencial para «incrementar los niveles de radicalización yihadista a nivel global».

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Las características geográficas de este conflicto, con la imposibilidad de acceder a la Franja, dificultan el que pueda ser un foco de atracción de combatientes terroristas extranjeros como lo fue Siria en su momento de ahí el que las organizaciones yihadistas hayan apostado por animar a pasar a la acción en Occidente.

«Estas tres tendencias apuntan a que la radicalización yihadista en España va a seguir orientándose en mayor medida hacia procesos que no desembocan en la violencia», ha resumido Vicente, si bien «esto por supuesto no descarta que vaya a haber episodios violentos». «Nuestros datos apuntan a que, aunque haya un mayor potencial de radicalización, ésta acabará conduciendo a funciones preparatorias y no en funciones violentas», ha acotado.

LA AMENAZA AÚN ES CONSIDERABLE

Con todo, Fernando Reinares, investigador asociado del ‘think-tank’, ha incidido en que 20 años después del 11-M «la amenaza del terrorismo es considerable» en España pero nuestro país también figura «sistemáticamente» entre los tres países europeos que más operaciones contra el yihadismo y más detenidos practica.

Por su parte, Carola García Calvo ha destacado que ahora «la amenaza es más fragmentada» puesto que un 10,8% de los yihadistas se implican en solitario, siendo esta, la de los actores solitarios, la principal fuente de amenaza terrorista actual en España con tres ataques cometidos en Cornellá (2018), Torre Pacheco (2021) y Algeciras (2023).

El 89,2% restante actuó en el marco de grupos, células o redes, pero el 47,7% de ellos lo hicieron en células que solo están inspiradas por la ideología yihadista pero carecen de ningún vínculo con una organización de referencia, en el caso español Estado Islámico es la organización «hegemónica» como inspiración, frente al 36,8% que sí formaban parte de grupos vinculados a una organización yihadista.


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