MADRID, 15 (SERVIMEDIA)
Confemetal considera que la demanda de trabajadores cualificados, como mecánicos, técnicos eléctricos y electrónicos, caldereros, soldadores, electricistas y personas con formación profesional, sigue siendo “acuciante” en las industrias del metal, por lo que trasladó a la Unión Europea que es “indispensable” disponer de la financiación “adecuada” y definir “correctamente” las prioridades de los sistemas educativos, adaptadas a la creciente demanda de profesionales en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Es necesario anticipar las necesidades de cualificaciones para que los programas de educación y formación estén orientados al mercado laboral y proporcionen una base sólida para una formación continua que se adapte a necesidades cambiantes”, remarcó Confemetal en su último boletín mensual de coyuntura, centrado en las elecciones europeas de junio.
A su juicio, las industrias del metal, la ingeniería y la tecnología constituyen la “columna vertebral” de la economía europea y son responsables de más de 17 millones de empleos directos y 35 millones indirectos en la UE. Además, subrayó que en los últimos años, empresas y trabajadores se han enfrentado a crisis sucesivas, desde los efectos “duraderos” de la pandemia hasta las fracturas de la cadena de suministro, pasando por la guerra en Europa y una “fuerte crisis” energética.
En este punto, explica que en la UE industriAll Europe y Ceemet han elaborado un documento conjunto que establece las prioridades del sector.
“Este frente común parte de la necesidad de desarrollo de una estrategia industrial sólida que genere empleos industriales de calidad en Europa y garantice la igualdad de condiciones, fuera y dentro de la Unión Europea, proporcionando un plan de inversión para mejorar la competitividad industrial, promover cadenas de valor sólidas y fomentar un entorno estable para las empresas, especialmente las pymes”, añade Confemetal.
En su opinión, ese entorno “previsible y transparente, junto a la disponibilidad de recursos financieros, debe ser la base para atraer la inversión hacia el sector e impulsar tecnologías y métodos de producción, innovadores, verdes y digitales en Europa”.
Pero precisó que una política industrial “realista” debe, además de apoyar la inversión en «tecnologías limpias», favorecer la transformación de los activos industriales existentes y su integración en las nuevas cadenas de valor estratégicas, y convertir la política de competencia en motor de un mercado interior “eficiente” que genere crecimiento y empleo.
“Para esa estrategia industrial sólida que demandan empresas y trabajadores es imprescindible garantizar fuentes de energía fiables a precios competitivos, lo que reducirá costes para ciudadanos y empresas”, ahonda.
En este sentido, argumenta que las transformaciones, ecológica y digital, a las que se enfrentan las sociedades europeas y la economía que las sustenta, son “el mayor desafío” para empresas y trabajadores y necesitan que la transición se apoye en la “anticipación” y la “gestión eficaz” del empleo y las capacidades, en una “participación fuerte y estable” de los interlocutores sociales, incluso a nivel sectorial, y en una formación de calidad. “Europa se juega en ello la cohesión social, el empleo de calidad y la promoción del diálogo social”, asevera.
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