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«Si no se incrementa la ayuda y se mejora el acceso, UNICEF advierte que habrá una cantidad significativa de niños que morirán de hambre, llegando a la cifra de decenas de miles.»

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Elder señala que se dan las condiciones para una «tormenta perfecta» para la infancia y afirma que se trata de una «crisis olvidada»

MADRID, 11 (EUROPA PRESS)

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha alertado de que «decenas de miles» de niños podrían morir de hambre este año en Sudán si no se incrementa el apoyo a las operaciones humanitarias en medio de la guerra entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que se prolonga desde hace cerca de diez meses y que ha derivado en la mayor crisis de desplazamiento del mundo.

Los combates estallaron el 15 de abril de 2023 entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) por las tensiones en el proceso de integración de estas últimas en las Fuerzas Armadas, en el marco de la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 de Omar Hasán al Bashir. La guerra ha provocado que alrededor de 25 millones de personas, la mitad de la población del país, necesite ayuda humanitaria.

«El dato más terrorífico es que este año es probable que entre 700.000 y 750.000 niños sufrirán desnutrición aguda grave», ha dicho el portavoz de UNICEF, James Elder, en una entrevista concedida a Europa Press, en la que ha explicado que «es un tipo de desnutrición que provoca que sea diez veces más probable que estos niños mueran si contraen malaria o cólera, por ejemplo».

«Es la forma más letal», ha afirmado, antes de recalcar que «si no hay una mejora en el acceso (para la entrega de ayuda) y no hay una mejora en el apoyo internacional, podría ser que 300.000 de esos niños que sufran desnutrición aguda grave no reciban tratamiento». «Si ese fuera el caso, es probable que decenas de miles de ellos mueran», ha alertado Elder.

Así, ha sostenido que UNICEF es el organismo encargado de la distribución de alimentos terapéuticos preparados para usar, «una pasta mágica de nutrientes y vitaminas que revive muy rápidamente a un niño». «Es absolutamente fundamental que se garantice que podemos acceder a los niños, para lo que necesitamos dinero (…) y acceso», ha insistido, antes de especificar que «hay ejemplos de camiones (con ayuda) que no pueden llegar a estas zonas porque no hay fondos».

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«Las cosas no están mejorando. En realidad, están empeorando», ha sostenido Elder, quien ha reseñado que «el acceso es absolutamente fundamental» para hacer frente a la crisis. «Es necesario obtener un alto el fuego, pero eso no está sucediendo, así que hay que centrarse en dos cosas: el acceso seguro, sostenido y sin trabas a través de las líneas de frente (…) y el apoyo internacional para mantener con vida a los niños y ayudar a las personas que lo han perdido todo».

«En estos momentos no tenemos nada de eso. No tenemos acceso sin impedimentos y no tenemos suficiente apoyo. Esto es un problema real, cuando tienes suministros nutricionales que mantendrán a un niño con vida que son retenidos mes tras mes por las partes en conflicto», ha dicho, al tiempo que ha abundado en que esta situación impide que los trabajadores humanitarios puedan llevar a cabo «misiones largas».

«TORMENTA PERFECTA»

Así, ha advertido de que se dan las condiciones para una «tormenta perfecta» para la infancia a causa del conflicto, la ausencia de ayuda suficiente, la escasez de agua y la existencia de brotes de enfermedades. «Sabemos cómo hacer frente a eso. Sabemos cómo rehabilitar los puntos de agua. Sabemos cómo obtener alimentos, pero seguimos volviendo a los problemas de acceso y falta de financiación internacional», ha argüido.

Elder ha señalado que «el lenguaje» de las partes respecto a su compromiso con sus obligaciones, «que son obligaciones bajo el Derecho Internacional Humanitario», es «bueno», si bien ha dicho que «la prueba es lo que se ve sobre el terreno». «La próxima semana o dos son críticas. Necesitamos ver en una semana o dos que las promesas hechas se convierten en realidad», ha recalcado, antes de matizar que «las señales durante los últimos meses no han sido buenas».

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De esta forma, ha argüido que UNICEF trabaja para trasladar a la comunidad internacional la necesidad de obtener los fondos para respaldar estas operaciones, hasta ahora financiadas muy por debajo de las necesidades, algo que «es mucho más barato que dejar que las cosas empeoren más, algo que pasará si no hay apoyo adicional durante los próximos meses». «Si de lo contrario vemos a un número cada vez mayor de niños con desnutrición y brotes de enfermedades, existe el riesgo de ver morir a muchos niños», ha manifestado Elder, que habla de «crisis olvidada».

«No estamos hablando de una cantidad elevada de dinero. Obviamente lo es para una persona normal, pero no en el marco general», ha explicado. «La trayectoria de financiación se sigue deteriorando», ha dicho, antes de pedir a la comunidad internacional que muestre la «solidaridad y espíritu de comunidad» que están demostrando los trabajadores de primera línea en Sudán y los países vecinos.

Por otra parte, ha resaltado que «comunidades enteras están desplazadas». «He visto aldeas tras aldea y barrios completamente vacíos», ha dicho Elder, quien ha realizado recientemente una visita a Sudán, un país que atraviesa lo que describe como la mayor crisis de desplazamiento de niños en el planeta, con cuatro millones de menores desplazados en 300 días de conflicto.

El conflicto ha dejado hasta la fecha 6,1 millones de desplazados internos, así como 1,78 millones de refugiados a los países vecinos, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones. «Muchas personas se van con lo que pueden llevar», ha explicado, antes de agregar que hospitales y clínicas han sido saqueados. «Hay mucha destrucción», ha detallado.

En este sentido, ha resaltado que la situación sigue siendo «insegura» para población. «Las personas están atrapadas, están agotadas, no dan más de sí y ese es el gran problema», ha señalado, al tiempo que ha incidido en el impacto del reciente repunte de los combates en algunas zonas, que ha aumentado las dificultades a las que hacen frente las agencias de la ONU y las ONG para dar ayuda.

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«UN PAÍS SIN OPORTUNIDADES»

En otro orden de cosas, Elder ha señalado que «lo que hace que esta guerra sean tan desesperada y triste» para la población es la destrucción de sustentos y posibilidades de futuro. «El tipo de respuesta más amplia en torno a educación, lograr sistemas para que los jóvenes tengan buenos trabajos (…) estaba siendo desarrollada (…), pero desafortunadamente la guerra ha cambiado todo esto», ha señalado.

«Estuve por última vez en Darfur hace 20 años, cuando vimos todas esas masacres», ha recordado, en referencia al conflicto en la región en 2003, que derivó en la imputación de Al Bashir por crímenes de guerra y contra la humanidad por parte del Tribunal Penal Internacional (TPI), al que aún no ha sido entregado.

Así, ha detallado que durante su última visita ha visto «la muerte de los sueños de los jóvenes». «Jóvenes cuyos padres lograron de alguna forma mantenerlos seguros durante las masacres de hace 20 años y que estaban estudiando Ingeniería o se graduaron en Economía y Medicina. Están ahora en un país sin oportunidades, sin escuelas o universidades abiertas o están en Chad en zonas en las que no hay instalaciones», ha lamentado.

«He escuchado numerosas veces a jóvenes hablar de la muerte de sus sueños. No pueden permitirse soñar», ha señalado, antes de insistir en que esto es «una enorme preocupación» para Sudán al perderse «una base de talento y la inversión realizada». «Si se destruyen las oportunidades, existe el riesgo de destruir un país», ha resaltado.

«Nos arriesgamos a un Sudán que no tiene aprendizaje, innovación, progreso y esperanza», ha manifestado Elder, quien ha reiterado que «los actores regionales tienen que mostrar liderazgo» y «garantizar que el objetivo principal de sus acciones se basa en mejorar la situación para la población de Sudán».


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