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Madagascar celebra elecciones presidenciales mientras Rajoelina busca un nuevo mandato a pesar del boicot de la oposición

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La oposición denuncia que el mandatario no debería poder presentarse a las urnas tras recibir en 2014 la nacionalidad francesa

MADRID, 15 (EUROPA PRESS)

La población de Madagascar está llamada a las urnas este jueves para unas elecciones presidenciales en las que el actual presidente, Andry Rajoelina, aspira a renovar su mandato en medio de numerosas denuncias de la oposición sobre irregularidades en el proceso e incluso la ilegalidad de su candidatura, que han desembocado en un llamamiento a un boicot de la votación.

Rajoelina, quien accedió a la Presidencia por primera vez en 2009 a través de un golpe de Estado militar, intentará lograr un segundo mandato consecutivo en unos comicios aplazados desde su fecha original, en octubre, y que se celebran nuevamente en medio de una gran tensión, que ha incluido la represión de las protestas convocadas por una plataforma que aglutina al resto de candidatos.

De hecho, la capital, Antananarivo, ha sido escenario de numerosas protestas durante las últimas semanas, frente a las cuales las autoridades han reforzado la seguridad con un gran despliegue de policías y militares, que han empleado gases lacrimógenos y han llevado a cabo decenas de arrestos, incluidos de opositores.

Las movilizaciones han sido convocadas por diez políticos agrupados en el Colectivo de Candidatos, que sostienen que Rajoelina –que se enfrentará a otros doce aspirantes– no puede presentarse a las urnas y que han mostrado su desconfianza en la comisión electoral, por lo que afirman que el proceso no puede ser limpio y que los resultados son conocidos de antemano.

Entre los principales argumentos de la oposición está el hecho de que el presidente se convirtiera en 2014 en ciudadano francés naturalizado, lo que, según las leyes malgaches, le impedirían presentarse a la Presidencia, un extremo rechazado por el Tribunal Constitucional, que dio luz verde a su candidatura en medio de denuncias sobre un «golpe de Estado institucional».

La decisión del Constitucional desató numerosas críticas, ya que la ley recoge que sólo los malgaches pueden presentarse a puestos electos, mientras que la Ley de Ciudadanía de 1960 refleja que un adulto pierde su nacionalidad malgache si asume de forma voluntaria una nacionalidad extranjera, algo ante lo que Rajoelina a hecho oídos sordos.

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A ello se suman las críticas a la decisión del Gobierno de prohibir las protestas en marzo de 2023 y la represión de las movilizaciones de las últimas semanas, que han llevado a la oposición a acusar a Rajoelina de una deriva autoritaria que ha desencadenado finalmente la decisión de varios de los candidatos a pedir un boicot.

«No estamos en contra de las elecciones, sino en contra de las que se van a celebrar este 16 de noviembre. Se trata de unas elecciones trufadas de fraudes y que no serán adecuadas», manifestaron el lunes los candidatos en un comunicado, en el que criticaron que las autoridades «se obcequen en mantener esta fecha», algo que «no garantizará la estabilidad y sumirá al país en otro abismo».

Por ello, los candidatos –entre los que figuran los expresidentes Marc Ravalomanana y Hery Rajaonarimampianina– trasladaron a la población malgache que «si no van a las urnas, estas elecciones perderán su credibilidad». «Aunque el candidato número 3 –en referencia a Rajoelina– se hiciera con la victoria en primera vuelta, no sería legítimo», zanjaron.

LA FIGURA DE RAJOELINA

El mandatario saltó a la primera línea de la política tras convertirse en 2007 en alcalde de Antananarivo al frente del movimiento Tanora Malagasi Vonona (TGV) –Juventud Malgache Determinada–, en un momento en el que su juventud y el hecho de que figurara como un rival de otros candidatos tradicionales le hizo ganar una gran popularidad entre la población.

Rajoelina, quien ya había protagonizado varios encontronazos con Ravalomanana, entonces presidente malgache, durante su etapa como empresario, se puso al frente de la oposición al mandatario y desde 2009 encabezó varias protestas en Antananarivo contra él, que desembocaron en su autoproclamación como jefe de Estado ante la supuesta incapacidad de las autoridades.

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Las tensiones fueron al alza y la muerte de más de 30 manifestantes por disparos de la Guardia Presidencial durante una nueva protesta en febrero de ese año llevó al Ejército a derrocar a Ravalomanana, una figura ya altamente impopular en ese momento, poniendo a Rajoelina al frente de la Alta Autoridad de Transición, que encabezaría hasta 2014.

Durante este periodo, Rajoelina disolvió el Parlamento y rigió los destinos del país a través del citado organismo, que aplazó las elecciones en numerosas ocasiones –respecto a la promesa inicial de celebrarlas en 18 meses– hasta diciembre de 2013. Asimismo, se aprobó una nueva Constitución a través de un referéndum en 2010.

Las elecciones de 2013 no contaron con la participación de Rajoelina y se saldaron con la victoria de Rajaonarimampianina, quien fue ministro de Finanzas del presidente saliente y contó con su apoyo en los comicios. Rajaonarimampianina se impuso en segunda vuelta a Jean-Louis Robinson, candidato del partido de Ravalomanana, expandiendo la influencia de Rajoelina en el país.

Tras el fin del mandato de Rajaonarimampianina en 2018, Rajoelina y Ravalomanana volvieron a enfrentarse, en esta ocasión en las urnas, donde se impuso el primero, consolidando su vuelta a la Presidencia, en esta ocasión por la vía de las elecciones, a pesar de las denuncias de su rival político y las críticas a su gestión entre 2009 y 2014.

Su último mandato ha estado marcado por la crisis económica y un intento de golpe de Estado en julio de 2021, cuando las autoridades denunciaron un intento de magnicidio. Dos franceses fueron sentenciados a penas de cárcel por su papel en el plan, conocido como operación ‘Apolo 21’.

Asimismo, el país estuvo en el foco internacional por las polémicas decisiones del presidente durante la pandemia de coronavirus, cuando defendió el uso de un remedio medicinal desarrollado en el país y los ensayos clínicos con una vacuna contra la enfermedad basada en la artemisa, componente principal del anterior producto, sin fiabilidad demostrada.

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GRAVE CRISIS ECONÓMICA

El país está además sumido en una grave crisis que afecta especialmente al sur de la isla, una zona conocida como Gran Sur y que engloba las regiones de Androy, Anosy y Atsimo-Andrefana, afectada por una sequía prolongada azuzada por los efectos del cambio climático.

Naciones Unidas y otros organismos han alertado de que algunas localidades están afectadas por indicadores que rozan los de la hambruna, por lo que han subrayado la importancia de ampliar la ayuda y, sobre todo, centrarse en programas y respuestas a medio y largo plazo que consoliden la resiliencia de la población en esta parte de la isla.

La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) refleja en su informe de situación del primer semestre de 2023 que los ciclones tropicales que han afectado la zona desde 2022 han provocado además la pérdida de campos de cultivo, lo que deja a 3,9 millones de personas en situación de necesidad.

El Banco Mundial recoge en su página web que el país hace frente a una «pobreza persistente» que achaca «en gran medida» a una «gobernanza débil» y «un desarrollo de capital humano y físico inadecuado», así como «una transformación estructural lenta». «Madagascar tiene una de las tasas de pobreza más altas del mundo, que llegó al 75 por ciento en 2022», destaca.

Por ello, las elecciones figuraban como un momento importante de cara a consolidar la estabilidad política de cara a abordar las múltiples crisis que afectan al país, unas esperanzas que ahora están en duda ante las tensiones y la incertidumbre sobre el futuro del país tras el anuncio de boicot de la oposición, cuya postura tras las elecciones no está clara por ahora.


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