BILBAO, 12 (EUROPA PRESS)
La decimoquinta edición de Danza a Escena, el circuito de impulso a la danza promovido por el INAEM y desarrollado por La Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de titularidad pública, regresará un año más al Teatro Barakaldo Antzokia desde este sábado hasta el 23 de noviembre con tres producciones que firman la coreógrafa Vanesa Aibar, la compañía Big Bouncers y el grupo liderado por el creador israelí Sharon Fridman.
La programación que circuito acercará Barakaldo arrancará, a partir de las 20.00 horas, con Vanesa Aibar, que llevará a escena ‘La reina del metal’, ganadora del Premio Max al mejor espectáculo de danza.
La pieza nace de una colaboración inédita entre el baile flamenco de Aibar y los sonidos de percusión metálica y música electrónica de Enric Monfort. Este viaje «lleva al extremo las posibilidades del sonido y del movimiento, desplegándose en la sala hasta fundirse en una sola creación gracias a un sistema de audio avanzado que permite concentrar los sonidos en diferentes partes del espacio», según han destacado desde la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de titularidad pública.
Ya en el mes de octubre (concretamente el domingo 20) será el turno para ‘Plancton’, en la que Big Bouncers se sumerge en el universo del fondo marino como metáfora de un cuerpo en suspensión. Se trata de una pieza de danza para todos los públicos que pone de relieve la idea de que las cosas pequeñas son fundamentales en la vida.
El circuito estatal se despedirá de Barakaldo el 23 de noviembre de la mano del israelí Sharon Fridman, que se inspira la diversidad funcional como viga maestra de su nueva propuesta, titulada ‘Go Figure’.
La pieza, coproducida por el Festival Oriente Occidente de Rovereto, vuelve a explorar la diversidad funcional, en esta ocasión, a través de una puesta en escena en la que Shmuel Dvir Cohen y Tomer Navot, dos bailarines con distonía -una afección neurológica que resulta en la contracción muscular involuntaria-, se buscan y encuentran en un escenario «convertido en escaparate no de una adaptación a un movimiento normativo, sino de la celebración de una danza propia».
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