MADRID, 09 (SERVIMEDIA)
La Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Hospital Gregorio Marañón han demostrado que el fármaco cilastina, utilizado como protector renal, obtiene resultados prometedores en glaucoma, una de las principales causas de ceguera a nivel mundial.
Se trata de una investigación, publicada en ‘International Journal of Molecular Science’, desarrollada por el equipo del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo (Iiorc) de la UCM, el Departamento de Fisiología y el Instituto de Investigación Sanitaria del Gregorio Marañón (Iisgm).
El glaucoma es una neurodegeneración de la retina que provoca una ceguera irreversible. Es causada, principalmente, por la muerte de las neuronas ganglionares de la retina por un aumento de la presión intraocular. Es decir, las neuronas, al aumentar la presión, sufren y acaban muriendo.
Los medicamentos utilizados hasta ahora están centrados en bajar la tensión del ojo, pero en muchos casos no es suficiente.
En este sentido, el investigador del Departamento de Inmunología, Oftalmología y ORL de la UCM, Miguel Ángel Martínez, señaló que se está trabajando en todo el mundo «de forma activa» en la búsqueda de fármacos neuroprotectores tanto para enfermedades del cerebro como para la retina.
Investigadores del IiSGM utilizaron previamente la cilastatina para proteger el riñón del ataque tóxico de otros fármacos y en diversas situaciones clínicas patológicas. En este trabajo se demostró que su utilidad para puede ayudar a prevenir y proteger los daños oculares en el glaucoma.
La investigación se desarrolló en un modelo animal con hipertensión ocular, se inyectó cilastatina y se analizaron las retinas. En ella se observó que en los ratos con glaucoma tratados había una gran supervivencia neuronal, y mucha menos inflamación que los ratones sin el tratamiento.
«Es un fármaco que ya se usa en la clínica, por lo que sería más fácil su futura implementación como fármaco protector en glaucoma”, incidió el investigador de la UCM.
Asimismo, los investigadores añadieron que el siguiente paso es «terminar de entender correctamente» el mecanismo de protección y poder realizar ensayos clínicos futuros.
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