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La comida altamente procesada está asociada con la disminución de la función cognitiva y los eventos cardiovasculares

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MADRID, 22 (SERVIMEDIA)

Las personas que comen más alimentos ultraprocesados -​​como refrescos, patatas fritas y galletas- pueden tener un mayor riesgo de tener problemas de memoria y pensamiento, y de sufrir un derrame cerebral que aquellas que consumen menos comida de ese tipo.

Esa esa la conclusión de un nuevo estudio publicado este miércoles en la revista ‘Neurology’, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología. El trabajo no prueba que comer alimentos ultraprocesados ​​provoque deterioro cognitivo ni accidentes cerebrovasculares, sino que muestra una asociación.

Los alimentos ultraprocesados ​​tienen un alto contenido de azúcar, grasas y sal añadidos, y un bajo contenido de proteínas y fibra. Incluyen refrescos, snacks salados y azucarados, helados, hamburguesas, frijoles horneados enlatados, ketchup, mayonesa, panes envasados ​​y cereales aromatizados.

La comida no procesada ​​o mínimamente procesada ​​incluye carne de vacuno, cerdo y pollo, y verduras y frutas.

«Si bien una dieta saludable es importante para mantener la salud del cerebro entre los adultos mayores, las opciones dietéticas más importantes para el cerebro aún no están claras», según W. Taylor Kimberly, del Hospital General de Massachusetts en Boston (Estado Unidos).

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DOS GRUPOS

Para el estudio, los investigadores observaron a 30.239 personas de 45 años o más, que fueron seguidos una media de 11 años.

Los participantes completaron cuestionarios sobre lo que comieron y bebieron. Los investigadores determinaron la cantidad de alimentos ultraprocesados ​​que comían calculando los gramos por día y los compararon con los gramos por día de otros alimentos para crear un porcentaje de su dieta diaria. Ese porcentaje se calculó en cuatro grupos, que van desde los alimentos menos procesados ​​hasta los más procesados.

Del total de participantes, los investigadores examinaron a 14.175 participantes por deterioro cognitivo y a 20.243 por accidente cerebrovascular. Ambos grupos no tenían antecedentes de ambas afecciones.

Al final del estudio, a 768 personas se les diagnosticó deterioro cognitivo y 1.108 personas sufrieron un derrame cerebral.

Para aquellos en el grupo cognitivo, las personas que desarrollaron problemas de memoria y pensamiento basaron un 25,8% de su dieta en alimentos ultraprocesados, en comparación con un 24,6% de quienes que no desarrollaron problemas cognitivos.

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Tras ajustar por edad, sexo, presión arterial alta y otros factores que podrían afectar el riesgo de demencia, los investigadores encontraron que un aumento de un 10% en la cantidad de alimentos ultraprocesados ​​consumidos se asociaba con un riesgo un 16% mayor de deterioro cognitivo.

También descubrieron que comer más alimentos sin procesar o mínimamente procesados ​​estaba relacionado con un 12% menos de riesgo de deterioro cognitivo.

MÁS INVESTIGACIÓN

En cuanto a los participantes en otro grupo, las personas que sufrieron un accidente cerebrovascular durante el estudio consumieron un 25,4% de su dieta en alimentos ultraprocesados, en comparación con un 25,1% de aquellos que no sufrieron un accidente cerebrovascular.

Tras algunos ajustes, los investigadores encontraron que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados ​​se relacionó con un incremento de un 8% en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, mientras que una mayor ingesta de comida no procesada ​​o mínimamente procesada ​​se relacionó con una disminución de un 9% en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

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«Nuestros hallazgos muestran que el grado de procesamiento de los alimentos juega un papel importante en la salud general del cerebro», indica Kimberly, quien agrega: «Se necesita más investigación para confirmar estos resultados y comprender mejor qué alimentos o componentes de procesamiento contribuyen más a estos efectos».


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