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Gran Bretaña adelantó la Revolución Industrial en el siglo XVII, según un estudio

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MADRID, 05 (SERVIMEDIA)

Gran Bretaña ya estaba en camino hacia una economía industrializada bajo el reinado de los Estuardo en el siglo XVII, más de 100 años antes de lo que reflejan los libros de historia como inicio de la Revolución Industrial.

Así se desprende de un análisis a partir de más de 160 millones de registros y que abarca entre 1600 y 1800, aproximadamente. El hallazgo aparece publicado este viernes en la web ‘economiespast.org’, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

El trabajo se basa en datos de censos, registros parroquiales, información testamentaria y de otro tipo para rastrear los cambios en la fuerza laboral de Inglaterra y Gales desde la era isabelina hasta vísperas de la Primera Guerra Mundial.

Además de grandes cantidades de datos censales digitalizados, los investigadores también visitaron 80 oficinas de registros para recopilar datos de otros 2,5 millones de registros de bautismo del siglo XIX, cuando se hizo obligatorio mostrar la ocupación del padre.

La investigación muestra que en Gran Bretaña se produjo en el siglo XVII un fuerte declive del campesinado agrícola y un aumento de personas que fabricaban bienes: desde artesanos locales -como herreros, zapateros y carreteros- hasta una explosión de redes de tejedores locales que producían telas para la venta al por mayor.

PRIMERA POTENCIA INDUSTRIAL

Los historiadores indican que los datos sugieren que Gran Bretaña estaba emergiendo como la primera potencia industrial del mundo varias generaciones antes que los molinos y las máquinas de vapor de finales del siglo XVIII, a lo que se ha atribuido durante mucho tiempo el nacimiento de la industria y el crecimiento económico globales.

«Al catalogar y mapear siglos de datos sobre empleo, podemos ver que es necesario reescribir la historia que nos contamos sobre la historia de Gran Bretaña», indica Leigh Shaw-Taylor, líder del proyecto y profesor de Historia Económica en la Facultad de Historia de Cambridge.

Shaw-Taylor sentencia: «Hemos descubierto un cambio hacia el empleo en la fabricación de bienes que sugiere que Gran Bretaña ya se estaba industrializando más de un siglo antes de la Revolución Industrial».

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De hecho, a principios del siglo XIX, cuando el poeta William Blake escribió sobre las “oscuras fábricas satánicas”, las cifras involucradas en la fabricación se habían estancado durante mucho tiempo. Muchas partes de Gran Bretaña incluso se estaban “desindustrializando”, según los investigadores, a medida que gran parte del país se concentró en torno a los yacimientos de carbón.

“OLEADA” EMPRESARIAL

En cambio, el sector de servicios casi se duplicó en el siglo XIX, un auge que a menudo se piensa que comenzó más cerca de la década de 1950. Estos incluían a vendedores, personal doméstico, profesionales como abogados y profesores, así como un enorme aumento en trabajadores del transporte en los canales y ferrocarriles.

En 1911, alrededor de un 13% de todos los empleados trabajaban en el transporte. De hecho, la investigación sugiere que el sector de servicios británico ha estado creciendo casi continuamente durante unos 300 años.

«La cuestión de por qué surgió la era industrial en Gran Bretaña es muy debatida, con el carbón, la tecnología y el imperio como factores importantes», recalca Shaw-Taylor, que añade: “Una oleada de iniciativa empresarial y productividad transformó la economía en el siglo XVII, sentando las bases para la primera economía industrial del mundo. Gran Bretaña ya era una nación de creadores en el año 1700”.

De hecho, este investigador sentencia: «Hemos pasado 100 años estudiando la Revolución Industrial basándose en una idea errónea de lo que implicó”.

ECONOMÍA LIBERAL

Mientras gran parte de Europa seguía languideciendo en la agricultura de subsistencia, el número de trabajadores agrícolas varones en Gran Bretaña cayó en más de un tercio entre 1600 y 1740 (del 64% a un 42%).

Al mismo tiempo, la proporción de la fuerza laboral masculina involucrada en la producción de bienes aumentó en un 50% entre 1600 y 1700 hasta quedarse en poco menos de la mitad de los trabajadores (28% a 42%).

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Según Shaw-Taylor, la proporción de la fuerza laboral británica en una ocupación que implicaba manufactura más que agricultura era tres veces mayor que la de Francia en 1700.

«No podemos decir con certeza por qué se produjo este cambio en Gran Bretaña y no en otros lugares. Sin embargo, la economía inglesa de la época era más liberal, con menos aranceles y restricciones, a diferencia del continente”, apunta el investigador.

El transporte de mercancías dentro de muchos países europeos estaba sujeto a peajes por parte de los magnates de la tierra, por lo que los mercados solían ser muy locales. En Inglaterra hay pocos registros de este tipo de gravámenes posteriores a la época medieval.

Shaw-Taylor sostiene que los gremios comerciales también tenían más poder en otras naciones. Por ejemplo, la producción textil estaba prohibida en el campo alrededor de la ciudad neerlandesa de Leiden, y en Suecia no se permitían tiendas en áreas rurales dentro de un radio de unos 15 kilómetros de una ciudad hasta el siglo XIX.

“FÁBRICAS SIN MÁQUINAS”

Sin embargo, la mitad de todo el empleo manufacturero se encontraba en el campo en la Inglaterra de 1700. «Además de los artesanos de las aldeas, había redes de tejedores en las zonas rurales que trabajaban para comerciantes que suministraban lana y vendían los artículos terminados», indica Shaw-Taylor.

Las industrias textiles o los trabajadores metalúrgicos que fabricaban clavos y guadañas tenían la forma de “fábricas sin máquinas repartidas en cientos de hogares”, según Shaw-Taylor, y producían cada vez más bienes para los mercados internacionales.

En Gloucestershire, por ejemplo, las expansiones en los textiles, el calzado y los metales hicieron que la participación de la fuerza laboral masculina en la industria creciera de un tercio (33%) a casi la mitad (48%) durante el siglo XVII.

En Lancashire, la proporción de hombres en el trabajo manufacturero creció de un 42% en 1660 al 61% en 1750, impulsada por una duplicación del número de trabajadores textiles (de un 15% a un ​​30%). Todo esto ocurrió antes de la Revolución Industrial.

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A mediados del siglo XVIII -considerado el comienzo de la Revolución Industrial-, gran parte del sur y el este de Inglaterra perdieron sus industrias establecidas desde hacía mucho tiempo e incluso regresaron al trabajo agrícola, según la investigación.

Por ejemplo, Norfolk fue probablemente el condado más industrializado del siglo XVII, con un 63% de hombres adultos en la industria en 1700. Pero en realidad esta cifra cayó a un 39% durante el siglo XVIII, mientras que la proporción de la fuerza laboral masculina en la agricultura saltó de menos de un tercio (28%) a más de la mitad (51%).

MUJERES Y NIÑOS

Con el traslado de la fabricación textil fuera de los hogares y del sudeste, muchas menos mujeres participaron en el mercado laboral.

«Creemos que la participación de las mujeres adultas en la fuerza laboral estaba entre el 60% y el 80% en 1760, y volvió a bajar a un 43% en 1851», recalca Shaw-Taylor, que añade: «No volvió a esos niveles de mediados del siglo XVIII hasta la década de 1980».

En 1851, Easington, en la cuenca carbonífera de Durham, tenía solo un 17% de las mujeres adultas empleadas. Sin embargo, el distrito de fabricación de sombreros de Luton llegó al 78%.

Respecto a las tasas de trabajo infantil después de 1851, un gran número de niñas se puso a trabajar en las prósperas fábricas textiles de Bradford y más del 70% de las menores de entre 13 y 14 años lo hicieron ese año. Seis décadas después, esta cifra se mantuvo por encima del 60%.

Más de un 40% de las niñas de Bradford de entre 11 y 12 años también trabajaban en 1851, pero esta cifra se redujo a casi un 10% en 1911, momento en el que la legislación creó un sistema de educación obligatoria para los niños pequeños.


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