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Estonia desmantela un monumento soviético en Narva alegando razones de orden público

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MADRID, 16 (EUROPA PRESS)

Estonia ha iniciado este martes el desmantelamiento de un monumento soviético levantado en la ciudad de Narva, cerca de la frontera con Rusia, con el que se conmemoraba el triunfo sobre el nazismo en la II Guerra Mundial, alegando razones de orden público.

«Mi Gobierno ha decidido retirar los monumentos soviéticos de los espacios públicos de Estonia», ha defendido la primera ministra, Kaja Kallas, quien los ha calificado de «símbolos de la represión y la ocupación soviética».

Kallas ha argumentado que estos monumentos «se han convertido en una fuente de crecientes tensiones sociales» y que no le darán a Rusia «la oportunidad de usar el pasado para perturbar la paz en Estonia».

«El Gobierno ha tomado la decisión de retirar los monumentos de guerra del antiguo régimen extranjero para evitar que haya más hostilidad y abran viejas heridas», ha insistido Kallas, quien ha anunciado una «lápida neutral» para la fosa común de las víctimas de la II Guerra Mundial.

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No obstante, Kallas ha señalado que los monumento soviéticos con valor histórico serán trasladados a un museo y no serán demolidos. Es el caso del tanque T-34 que se encuentra en las inmediaciones del río Narva por el que cruzó el Ejército Rojo en la II Guerra Mundial para expulsar a las tropas nazis de la ciudad homónima.

«Tratamos de preservar tantos como sea posible para que las futuras generaciones puedan aprender de esas dolorosas lecciones», ha justificado la primera ministra, de acuerdo con un comunicado emitido por el Gobierno estonio.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Urmas Reinsalu, ha defendido la retirada de estos homenajes para evitar «divisiones» en la sociedad estonia, al mismo tiempo que ha asegurado que estos monumentos no conmemoran el triunfo sobre el nazismo, sino más bien «glorifican» la ocupación soviética de Estonia.

Al igual que Kallas y Reinsalu, el ministro de Interior, Lauri Laanemets, también ha utilizado como argumento un supuesto problema de orden público para justificar la retirada de este monumento en concreto, en una ciudad en la que precisamente el 90 por ciento de su población es de origen ruso.

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«Es un tema complejo, y le corresponde al Estado resolverlo. Sería una irresponsabilidad dejar que el gobierno local asuma esta tarea (…) Muchos vecinos se preocupan por la retirada de estos monumentos, pero debemos hallar un sitio donde podamos conmemorar a las víctimas de la II Guerra Mundial sin conflictos ni amenazas», ha dicho.

Con motivo de la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero, los países bálticos se han mostrado especialmente beligerantes con Moscú, y no solo retirando monumentos soviéticos, sino que también han prohibido la entrada de ciudadanos rusos y, en el caso de Letonia, declarado a Rusia «país patrocinador del terrorismo».


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