Pashinián espera lograr el apoyo popular ante la candidatura del expresidente Kocharián
MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
Armenia celebra este domingo unas elecciones parlamentarias anticipadas convocadas por el primer ministro, Nikol Pashinián, a raíz de la grave crisis política desencadenada en el país tras la derrota armenia en el conflicto registrado a finales de 2020 con Azerbaiyán en torno a la región de Nagorno Karabaj.
Pashinián, quien llegó al cargo en 2018 tras la conocida como ‘Revolución de Terciopelo’, en la que encabezó una oleada de manifestaciones contra el Gobierno, ha sido sometido a una gran presión tras la derrota militar armenia, que ha llevado a la oposición a acusarle de «capitular» ante Bakú.
Las principales críticas giran en torno a las condiciones del alto el fuego firmado en noviembre, mediado por Rusia, que incluye la entrega a Azerbaiyán de una serie de territorios de Nagorno Karabaj –de mayoría armenia– controlados por Ereván desde 1994, incluida la ciudad de Shusha, la segunda ciudad más importante en la región, autoproclamada independiente pero bajo la égida armenia.
El impacto de la derrota armenia provocó una serie de manifestaciones convocadas por la oposición que socavó la posición de Pashinián, quien recibió un nuevo varapalo en febrero, cuando el Estado Mayor del Ejército reclamó que dimitiera por haber cesado a un alto cargo de la institución tras el conflicto.
Pashinián, quien denunció un intento de golpe de Estado y procedió a cesar al entonces jefe del Ejército, Onik Gasparián, defendió su decisión de expulsar al ‘número dos’ de las Fuerzas Armadas, Tiran Jachatrián, y tildó de «intolerable» que la cúpula militar se inmiscuyera en la política.
Sin embargo, no logró contener la crisis con el cese de Gasparián, quien apeló la decisión, después de que el presidente, Armen Sarkisián, declinara ratificarla, a pesar de lo cual siguió adelante y nombró para el cargo a Artak Davtián –quien ya ocupara el cargo entre 2018 y 2020– como nuevo jefe del Estado Mayor.
En este contexto, surgió en el país el Movimiento de Salvación de la Patria, una amalgama de partidos opositores que exigían la dimisión de Pashinián y el establecimiento de un Gobierno interino, si bien el primer ministro sostuvo en todo momento que la autoridad ejecutiva debía salir de las urnas.
Finalmente, Pashinián, quien abogó por un proceso de diálogo con la oposición para resolver la situación, optó en abril por presentar su dimisión y convocar elecciones anticipadas como una vía para intentar poner fin a la crisis y lograr un apoyo popular que cimente su posición ante las críticas.
LOS PRINCIPALES PARTIDOS
En este sentido, el primer ministro en funciones espera que su formación, Partido del Contrato Civil, logre unos buenos resultados a raíz de la campaña de reformas y sus promesas de lucha contra la corrupción tras llegar al poder a lomos de unas movilizaciones contra la oligarquía armenia y el desencanto popular por la falta de avances.
Entre los principales rivales de Pashinián figuran el expresidente Robert Kocharián –quien ocupó el cargo entre 1997 y 2008– y el también exmandatario Serzh Sargsián, al que sacó del poder y quien fue presidente o primer ministro entre 2008 y 2018, en lo que es visto como un nuevo enfrentamiento entre la nueva élite y la antigua clase política.
Los últimos sondeos publicados por medios armenios presentan un panorama fragmentado en el que destacan el Partido del Contrato Civil, con cerca del 22 por ciento de los votos, y la Alianza de Armenia de Kocharián, que se haría con cerca del 20 por ciento de las papeletas.
La situación es un reflejo de la caída de los apoyos al partido de Pashinián, que partía de unos respaldos de más del 30 por ciento, y un resurgimiento de la Alianza de Armenia, que previamente no había alcanzado el umbral del diez por ciento de los apoyos.
El expresidente –quien fue además presidente de Nagorno Karabaj entre 1994 y 1997 y primer ministro entre 1997 y 1998– se ha presentado durante la campaña como un hombre de Estado con experiencia, frente a un Pashinián que lleva menos tiempo en el poder.
Sin embargo, parte del debate ha girado también en torno a que la figura de Pashinián es vista como un impulso democratizador, frente a una postura más autocrática de Kocharián, especialmente recordado por la violenta represión de las protestas tras las elecciones de 2008, en las que su ‘delfín’, Sargsián, se impuso al opositor Levon Ter-Petrosián.
Por otra parte, partidos opositores como Armenia Próspera, Armenia Brillante y la Alianza Me Honra –encabezada por el antiguo jefe de los Servicios de Seguridad Nacional Artur Vanetsián y en la que está integrado el histórico Partido Republicano de Armenia (RPA)– están por debajo del cinco por ciento de los votos.
En total, 22 partidos y cuatro coaliciones concurren a las urnas, en las que se disputarán los 105 escaños de la Asamblea Nacional. Así, hay 2.605 candidatos –entre ellos 947 mujeres–, un proceso que contará además con una misión de observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para supervisar la limpieza de la votación.
La embajadora de la Unión Europea (UE) en Armenia, Andrea Wiktorin, pidió recientemente a todos los actores que actúen para que «el 20 de junio sea un día en el que gane la democracia y por el futuro de los niños armenios», antes de expresar su deseo de que «Armenia sea gobernado con un espíritu de colaboración, responsabilidad y respeto mutuo».
«Es momento de unirse y superar la crisis con un espíritu de reconciliación y solidaridad», afirmó, al tiempo que incidió en que «todas las generaciones de armenios merecen disfrutar un futuro mejor en paz y estabilidad», dijo la diplomática alemana.
LA CRISIS EN NAGORNO KARABAJ
A pesar de que los combates en Nagorno Karabaj llegaron a su fin en noviembre de 2020, tras un conflicto que dejó cerca de 6.000 muertos en ambos bandos, la zona ha sido escenario durante las últimas semanas de un repunte de las tensiones y de un nuevo cruce de acusaciones.
La situación en la región, que ha sido el elemento central de la campaña electoral de la mayoría de los partidos, ha permanecido inestable y marcada por las denuncias de Azerbaiyán sobre varias infiltraciones de militares armenios en la zona fronteriza, algo rechazado desde Ereván.
Así, Bakú afirmó a finales de mayo que seis militares habían sido «capturados» cuando «trataban de instalar minas en las vías de suministro» que conducen a las posiciones del Ejército azerí, si bien el propio Pashinián afirmó que todos ellos se encontraban en territorio armenio y llegó a hablar de «secuestro».
Esta situación emana de los problemas y la falta de acuerdo en torno a la delimitación fronteriza en la zona, motivo por el que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ofreció a principios de junio a ambos gobiernos la ayuda de la Unión Europea (UE) para proceder a la demarcación y rebajar las tensiones.
Por su parte, Pashinián apuntó a la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC) –del que forma parte junto a Rusia, entre otros, y que Azerbaiyán abandonó en 1999– como organización que pudiera estar al frente de los esfuerzos para «no permitir escaladas» y resolver los problemas «de forma diplomática».
En un aparente signo de reducción de estas tensiones, Azerbaiyán entregó la semana pasada a 15 soldados armenios a cambio de un mapa de las minas antipersona y anticarro colocadas en un lugar anteriormente controlado por Ereván en Nagorno Karabaj, un acuerdo logrado con la mediación de Georgia.
Por ello, la situación en Nagorno Karabaj seguirá siendo uno de los principales asuntos a abordar por el Gobierno que salga este domingo de las urnas, mientras que está por ver el camino que tomará el proceso de reformas de apertura democrática iniciadas por Pashinián tras la ‘Revolución de Terciopelo’.
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