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Los problemas de corazón son menores en los deportistas, pero si aparecen, son más graves, según un experto

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VALENCIA, 20 (EUROPA PRESS)

Los problemas graves por síntomas cardiológicos son «infinitamente» menores entre la población físicamente activa que la población sedentaria pero «pero cuando aparecen, aumenta mucho la posibilidad de tener una complicación grave», según ha comentado la cardióloga al frente de los chequeos deportivos en el Hospital Imske, Carmen Fernández, quien alerta que ante cualquier síntoma es crucial someterse a un reconocimiento médico para prevenir accidentes cardiovasculares severos.

Fernández, que ha subrayado los beneficios del deporte, ha explicado que en deportistas bien entrenados, síntomas de problemas cardíacos, como la dificultad respiratoria y la fatiga, pueden pasar desapercibidos al confundirse con sensaciones propias de esfuerzos muy intensos y en los jóvenes, los mareos y los síncopes no revisten gravedad en la mayoría de los casos.

Más allá de lo desagradables que resultan – pues suelen ir acompañados de náuseas, sudoración, malestar general- no tienen un significado pronóstico negativo. Sin embargo, y aunque menos frecuentemente, también podrían estar advirtiendo de arritmias graves u otras cardiopatías, según la doctora de Imske que ha subrayado que «cuando estos síntomas se producen durante el esfuerzo, de forma brusca y sin los clásicos síntomas (náuseas, sudoración, etc.), la posibilidad de que se trate de algo grave aumenta considerablemente y obligan a una valoración médica».

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Según la Fundación Española del Corazón, cada año mueren en España en torno a 1.000 deportistas de entre 15 y 30 años por muerte súbita y en la mayoría de los casos de este tipo de fallecimientos en deportistas se producen porque desconocen que tienen una enfermedad cardíaca, han indicado las mismas fuentes.

Es cierto que la incidencia de muerte súbita entre los deportistas es residual, pero también que el deporte de alta intensidad puede conducir a la cardiopatía isquémica, desencadenar eventos arrítmicos, o incluso la muerte súbita, ha indicado el centro en un comunicado en el que detalla que según la Fundación Española del Corazón, cada año mueren en España en torno a 1.000 deportistas de entre 15 y 30 años por muerte súbita.

DIAGNÓSTICO DECISIVO

Ante esta situación, «los reconocimientos deportivos constituyen una herramienta diagnóstica decisiva para evitar el peor de los desenlaces», según las mismas fuentes que destacan el caso de Italia, pionera en exigir un reconocimiento médico a los deportistas que compiten y desde la implantación, los casos de muerte súbita entre deportistas ha descendido un 90%, mientras que el fallecimiento por esta causa entre la población no deportista se ha mantenido estable.

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Una lectura detallada de los datos de Italia reflejan la importancia de que los deportistas vigilen su salud cardiovascular. Pues si bien es cierto que la incidencia de muerte súbita entre los deportistas es residual, también lo es que el deporte de alta intensidad puede conducir a la cardiopatía isquémica, desencadenar eventos arrítmicos, o incluso la muerte súbita, han indicado las mismas fuentes.

Según la Fundación Española del Corazón, el 88% de los casos de muerte súbita tienen un origen cardíaco; en deportistas menores de 36 años, la miocardiopatía hipertrófica estaría detrás de uno de cada dos fallecimientos y su presidente, Carlos Macaya, sostiene que «la mayoría de los casos de muerte súbita en deportistas se producen porque desconocen que tienen una enfermedad congénita como la microcardiopatía hipertrófica o arritmias primarias».

MINUCIOSA HISTÓRIA CLÍNICA

Fernández ha detallado que el reconocimiento deportivo en el Hospital IMSKE comienza con la elaboración de una minuciosa historia clínica «centrándose en antecedentes familiares y personales de posible cardiopatía, síntomas de índole cardiovascular y una exploración física detallada» y posteriormente, se realiza un electrocardiograma en reposo, una ecocardiograma y una prueba de esfuerzo con consumo de gases (ergoespirometría).

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«Lo más común, afortunadamente, son alteraciones en el electrocardiograma que finalmente no tienen significado patológico», ha reconocdio Fernandez que ha señalado que «con todo, y pese a su reducida incidencia, los reconocimientos deportivos ponen el foco, además de en la mejora del rendimiento, en descartar patologías que puedan predisponer a la muerte súbita. «Hay alteraciones ya en el ECG que nos sugieren predisposición a arritmias y también centrarnos en descartar miocardiopatías como la hipertrófica, displasia, cardiopatía isquémica, mediante ergometría y ecocardiograma», ha detallado.

En este sentido, es fundamental que el reconocimiento deportivo corra a cargo de un equipo de profesionales capaces de discernir entre cambios adaptativos según la disciplina deportiva y patologías cardiovasculares, ha indicado.

Un objetivo es discernir qué es patológico y qué es una adaptación al ejercicio de alta intensidad, según las mismas fuentes que detallan que en caso del basket, por ser un deporte de los denominados start-stop tienen un tipo muy definido de adaptación cardiovascular. «En los jugadores de baloncesto en concreto debemos descartar patologías específicas que afectan, por ejemplo, a la aorta».


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