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El Marañón muestra que la viagra perjudica a pacientes con hipertensión pulmonar

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DUPLICA EL RIESGO DE REINGRESOS EN URGENCIAS

Cardiólogos del Hospital Gregorio Marañón y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares demuestran que la viagra es peligrosa para los pacientes con hipertensión pulmonar. Los pacientes presentan el doble de riesgo de encontrarse peor y de reingresar en urgencias. El estudio se ha publicado en la prestigiosa revista científica European Heart Journal.

Cardiólogos del Hospital Gregorio Marañón y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV) han concluido un nuevo estudio que demuestra que el sildenafilo (viagra) podría causar un empeoramiento de la salud de los pacientes con hipertensión pulmonar.

La hipertensión pulmonar grave es una enfermedad invalidante y con mal pronóstico, que necesita ingresos hospitalarios frecuentes y es muy difícil de tratar. En esta enfermedad los vasos de los pulmones están sometidos a una tensión muy elevada, lo que sobrecarga la parte derecha del corazón y la hace fracasar, haciendo que la sangre esté mal oxigenada y se estanque.

La hipertensión pulmonar puede estar causada por diversos procesos como puede ser la enfermedad del pulmón (por ejemplo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica típicamente asociada al consumo de tabaco) o la progresiva obstrucción de sus arterias (hipertensión pulmonar primaria).

Sin embargo, la causa más frecuente de hipertensión pulmonar es el aumento retrógrado de la presión en los vasos pulmonares por enfermedades de la parte izquierda del corazón, sobre todo de las válvulas y particularmente de la válvula mitral, estos casos son conocidos como daño “izquierdo”. Cuando ese daño persiste mucho tiempo, aumenta la presión de sangre en el pulmón y se produce hipertensión pulmonar, que desaparece si el problema se resuelve pronto, pero que si se deja sin resolver se convierte en irreversible, persistiendo y empeorando aunque se arregle el problema “izquierdo” original.

La prevalencia de hipertensión pulmonar, de cualquier tipo, se estima en el 1% de la población mundial y en el 10% de los mayores de 65 años en los países occidentales. Se calcula que en España afecta a casi medio millón de personas. En la mitad los casos la causa es la “enfermedad del lado izquierdo”.

Estudio independiente

Hasta ahora, los vasodilatadores pulmonares como el sildenafilo (muy conocido por su nombre comercial, VIAGRA, utilizado para el tratamiento de la disfunción eréctil) han demostrado ser beneficiosos cuando la hipertensión pulmonar es de causa primaria. Por extrapolación, estos mismos fármacos son usados muy frecuentemente en todo el mundo también cuando la causa es un trastorno del lado izquierdo del corazón. Un reciente estudio español coordinado desde el Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón demuestra que esta práctica no sólo no supone ningún beneficio, sino que ocasiona un empeoramiento de los pacientes.

Durante 8 años, cardiólogos y cirujanos cardiacos de 18 hospitales de España invitaron a participar en un estudio a 200 pacientes con hipertensión pulmonar residual que persistía una vez corregida una lesión valvular que la causó. Un total de 104 pacientes recibieron sildenafilo y otros 96 placebo de forma que ni el paciente ni los investigadores conocían si las pastillas contenían o no el principio activo. Durante los 6 meses que duró el tratamiento, los pacientes que tomaron el sildenafilo tuvieron un riesgo de casi el doble de encontrarse peor y de reingresar en urgencias que los pacientes que estuvieron tomando placebo.

El estudio fue financiado en el año 2007 por el Gobierno de España a través de una convocatoria del Instituto de Salud Carlos III y ha sido coordinado por investigadores del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y del actual Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERCV). Si bien los resultados pueden parecer decepcionantes para los pacientes, son trascendentales tanto para establecer las opciones de tratamiento, como para reducir costes innecesarios, y, lo que es más importante, para redirigir la investigación.


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