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Radden Keefe, «escéptico» con las farmacéuticas tras su nuevo libro pero no con las vacunas

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En ‘El imperio del dolor’ indaga en la dinastía Sackler, vinculada con la crisis de los opiáceos

BARCELONA, 22 (EUROPA PRESS)

El escritor y periodista estadounidense Patrick Radden Keefe ha asegurado tras la publicación de su libro ‘El imperio del dolor’ (Reservoir/Periscopi) que es «importante ser escéptico» con las grandes farmacéuticas pero no serlo tanto como para no ponerse la vacuna contra el Covid-19.

En una rueda de prensa en Barcelona, el autor del volumen que se adentra en la dinastía de farmacéuticos Sackler ha sostenido que es una industria «movida por el beneficio más que por la preocupación por la salud pública».

«A la vez, creo que no deberíamos ser tan escépticos como mucha gente en mi país que rechazan ponerse la vacuna, creer en la verdad científica o escuchar a los doctores. Reconozco libremente la incomodidad de publicar este libro en 2021», ha contrapuesto.

De hecho el autor de ‘No digas nada’ ha afirmado que se ha puesto la vacuna de Pfizer, una de las empresas que salen en su libro por la vinculación que tuvo con ellos el patriarca de los Sackler, Arthur.

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‘El imperio del dolor’ resigue tres generaciones de los Sackler, empezando por Arthur y sus dos hermanos, que tras nacer en el Brooklyn del ‘crack’ del 29 amasaron una fortuna multimillonaria a partir de los años 50 dedicándose a la farmacia, la comunicación médica, la filantropía y el coleccionismo.

Tras interesarse por los analgésicos –Arthur contribuyó al éxito del Valium con una campaña de márketing dirigida a los médicos– y comprar Purdue Pharma, la siguiente generación del clan, comandada por Richard Sackler, sacó al mercado el OxyContin, un fármaco opiáceo de absorción lenta pero que contenía dosis elevadas de oxicodona.

Muchos consumidores descubrieron, según narra Radden Keefe, que si trituraban las pastillas o las esnifaban podían colocarse, y además la compañía había omitido informar sobre el riesgo de adicción a la oxicodona, con la connivencia de un funcionario de la agencia regulatoria del medicamento.

«ACUSACIÓN AL SISTEMA»

Así, describiendo la implicación gubernamental, empresarial y de los médicos que recetaron el OxyContin, el autor ha dicho sentirse cómodo con la idea de que el libro constituye una «acusación a todo un sistema que ha descarrilado por el dinero, el poder y el capitalismo de libre mercado, que se han mezclado con consecuencias devastadoras».

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Ha narrado que la crisis de los opiáceos en Estados Unidos ha comportado la muerte de medio millón de personas en los últimos 25 años y se calcula que hay más de dos millones de adictos.

Keefe ha asegurado que los Sackler «se han salido con la suya», porque pese a haber sido condenados a pagar una multa de 4.500 millones de dólares, lo harán durante los próximos diez años y, según él, la fortuna familiar, estimada en 11.000 millones, será todavía mayor cuando terminen de abonar lo debido, por los intereses de sus negocios.

EL LEGADO DE UN APELLIDO

Así, ha apuntado que «la única forma de rendimiento de cuentas» será el perjuicio causado al apellido familiar, si bien no será consuelo, ha dicho, para las madres que perdieron a sus hijos por sobredosis de medicamentos y que él ha entrevistado para documentarse.

Esta es una cuestión nuclear en su libro, pues los Sackler se dedicaron a patrocinar el máximo de instituciones culturales y científicas posible –como el Metropolitan de Nueva York o el Louvre de París–, algunas de las cuales han empezado a retirarlo tras el escándalo de la crisis de los opiáceos.

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Radden Keefe ha dicho que ha recibido muchas amenazas legales, incluso antes de publicar el libro, y que descubrió que le vigilaban mientras estaba cumpliendo la cuarentena por la pandemia en su domicilio.


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