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El taxista acusado de abuso sexual a una clienta reconoce solo tocamientos y dice que la víctima no se opuso

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SANTANDER, 27 (EUROPA PRESS)

El taxista de Santander acusado de abusar sexualmente hace un año de una pasajera a la que llevaba de madrugada a casa, aprovechando su estado de embriaguez, ha reconocido que hubo «tocamientos», no penetración, y ha pedido perdón por «el daño», pese a que, según ha dicho, «no sabía» que lo estaba haciendo porque la víctima «no puso un no».

Así lo ha declarado este miércoles en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Cantabria, en el que la Fiscalía y la acusación particular han reducido la petición de pena de cárcel para el acusado, que ya estuvo en prisión provisional por esta causa, de siete a cinco años, dado que ya ha pagado a la víctima la indemnización de 8.880 euros.

Por su parte, la defensa ha solicitado la absolución del acusado y, en el caso de ser condenado, reducir esa pena de prisión a los dos años, al considerar que éste ha manifestado su «arrepentimiento» de los hechos, pero «sin saber que lo hacía en contra de la voluntad de la víctima».

«He ahorrado todo el dinero posible para poder pagar todo el daño que he hecho, que no sabía que estaba haciendo ningún daño, y pedir perdón», ha dicho el acusado.

Según su versión de los hechos, durante el trayecto mantuvo una conversación con la víctima, quien estaba «un poco bebida, pero no tanto», le dijo que «había bebido mucho tequila, que la ponía muy cachonda» y le pidió «subir a su casa», a lo que él respondió que «no» porque estaba trabajando.

El acusado sostiene que fue entonces cuando paró el vehículo en un barrio cercano a la casa de la víctima para «intimar» y hubo «tocamientos», no penetración como consideraba la Fiscalía y ha asegurado la mujer en el juicio, ante los que ella no mostró oposición.

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Así, ha explicado que minutos después recibió una llamada de un cliente y dejó a la pasajera en su casa, a quien dio una tarjeta en el momento de darla el cambio del pago y se bajó del coche «despacio».

A preguntas de la Fiscalía sobre el cambio de su versión de los hechos frente a la declaración que realizó en el juzgado, en la que dijo que dejó en casa a la clienta y que no tuvo relaciones sexuales con ella (tocamientos), el acusado ha indicado que se debe a que «tenía miedo» a perder a su mujer y su hija.

Por su parte, la víctima, ha manifestado que aquella madrugada estaba «bebida», «un poco mareada» y «lo sentía todo un poco distorsionado». Asimismo, ha asegurado no recordar haber mantenido ninguna conversación con el taxista durante el trayecto, que no fue «muy largo».

Según ha afirmado, durante el trayecto ella iba recostada en el asiento de atrás del vehículo cuando el acusado empezó a tocarla la rodilla y la pierna, y después los órganos genitales por encima de la ropa.

Así, ha detallado que el acusado se bajó del coche y subió por la parte de atrás, donde se acercó por su espalda, la movió «un poco» y la bajó la ropa y la braga. «No recuerdo nada excesivamente agresivo», ha dicho la víctima, que también ha indicado que recuerda que la penetró y que cuando paró dijo que «ya se había corrido».

«Estaba bloqueada, no podía reaccionar», ha indicado la víctima, que ha señalado que «todo fue muy rápido» y ha lamentado que «el taxi era para que no pasase nada así».

Finalmente, a preguntas de la defensa, la joven, que tenía 23 años cuando sucedieron los hechos, ha indicado que entonces tenía pareja y era «una chica», y ha reconocido haber vivido con anterioridad una vivencia «dura» con experiencias «similares».

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Asimismo, en el juicio ha declarado la mujer que se encontró a la joven llorando después del suceso, quien ha explicado que escuchó el llanto de una chica debajo del domicilio donde estaba durmiendo y bajó a preguntar si necesitaba ayuda.

Según su relato, la víctima, quien no le pareció que estuviera bebida y tenía la rodilla «un poco arañada», le dijo «ha sido el taxista, me ha violado el taxista» y pidió a su padre, que se encontraba asomado en la ventana, que llamara a la policía.

También han declarado dos policías que atendieron aquella madrugada a la víctima que, según sostienen, estaba en una escalera sentada cuando llegaron «destrozada» y «en un estado de shock importante», y afirmaba que había sufrido una agresión.

Según la versión de uno de los agentes, tras contactar con la amiga de la víctima que la había subido al taxi, llamó a la centralita para pedir un taxi en Valdecilla, como si fuera un servicio, y la amiga reconoció al acusado, quien «llevaba la cremallera del pantalón bajada».

Por su parte, en calidad de peritos, han declarado los forenses y funcionarios que recogieron muestras de la ropa del acusado y de la víctima, así como del cuerpo de ésta, y analizaron los restos celulares.

Según han explicado, se ha encontrado ADN que «coincide» con ambos y es «compatible» con una penetración, incluso se detecta «líquido propio de una eyaculación».

Además, han apuntado que la entrevista con la víctima fue «complicada» por las desconexiones y los silencios que presenta la misma, posiblemente derivados de episodios previos relacionados con abusos en la infancia, aunque su discurso es «uniforme».

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De esta forma, la Fiscalía cree que los hechos en sí determinan que «ha habido una agresión sexual como la relatada por la víctima», el testimonio del acusado no es «muy fiable» porque tiene declaraciones «distintas».

Por esta razón, ha solicitado cinco años de prisión como una pena «justa y adecuada» a la gravedad de los hechos, así como la prohibición de acercarse a la víctima o a su casa a menos de 300 metros, ni comunicarse con ella por cualquier medio.

Asimismo, la acusación particular ha pedido esa misma pena, destacando que el acusado, dada su profesión de taxista, debía haber ejercido una función «protectora», una confianza de la que «aprovechó» de la víctima, así como por su estado de embriaguez y semiinconsciencia.

Además, ha subrayado que «los restos vaginales demuestran que hubo penetración con eyaculación» mientras que el acusado solo reconoce «tocamientos».

Finalmente, la defensa ha sostenido que existe un «error de tipo invencible o vencible» sobre el consentimiento de la víctima, quien «no estaba semiinconsciente». «No hay ningún elemento que le haga entender que ella no quería», ha dicho el abogado, que ha puesto de manifiesto el esfuerzo «enorme» del acusado para pagar la indemnización a la víctima.

«Pedir perdón. Yo no sabía que no quería hacer ella nada. No puso un no. Y he hecho el esfuerzo mayor posible, teniendo una hija, una mujer y una ayuda, en ir consiguiendo el dinero para reparar los daños que he ocasionado, que yo no los quería hacer», ha sentenciado el acusado, que ha señalado que «soy padre, marido e hijo de una mujer. No me veo haciéndolo».


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