OVIEDO, 19 (EUROPA PRESS)
Asturias padece una inseguridad alimentaria “leve” que se concreta en que un 17,2% del total de hogares asturianos han consumido poca variedad de alimentos, según un estudio de la Universidad de Oviedo.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio sobre la Inseguridad alimentaria en Asturias, que ha sido promovido por la Cátedra Concepción Arenal de Agenda 2030, en colaboración con la Cátedra de Estudios de Gobernanza Global Alimentaria.
Una persona padece inseguridad alimentaria, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y saludable”. Esto puede deberse a la falta de disponibilidad de alimentos y/o a la falta de recursos para obtenerlos.
La inseguridad alimentaria hace referencia a la vulnerabilidad en el acceso físico, económico, y social a los alimentos. La investigación de las cátedras de la universidad asturiana califica de “leve” la inseguridad alimentaria detectada en Asturias, donde algunos hogares tienen dudas de su capacidad para obtener alimentos.
En este caso se encuentran mayoritariamente los hogares integrados por personas que viven solas y tienen menos de 65 años, los hogares monoparentales (madres y padres) con hijos, aquellos con bajos ingresos y, sobre todo, aquellos en los que la sustentadora principal es la mujer.
Los principales desencadenantes son precariedad laboral y desempleo. “La creación de empleos de calidad y la implementación de políticas laborales que garanticen salarios justos y estables, así como horarios regulares y predecibles favorecerían el acceso y el consumo de una alimentación saludable para los grupos en situación de vulnerabilidad”, apunta el estudio.
Además, la promoción de políticas y programas que fomenten el acceso a alimentos nutritivos y seguros, la mejora de la producción y distribución de alimentos, la inversión en educación, y la adopción de prácticas agrícolas y alimentarias sostenibles y respetuosas con el medio ambiente son “cuestiones ineludibles” para conseguir una mayor justicia social.
El estudio, en el que participaron 600 hogares a través de una encuesta online realizada en 2022, surge de la necesidad de alertar acerca de la importancia que tiene garantizar las necesidades alimentarias de la población vulnerable, asegurando que todas las personas tengan acceso a alimentos saludables, sanos, nutritivos y suficientes durante todo un año, para llevar una vida saludable y activa.
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