MÁLAGA, 27 (EUROPA PRESS)
La Fiscalía de Málaga ha mantenido la acusación contra un hombre por presuntamente llevarse dos cuernos de rinoceronte que el exasesor de Marbella y principal condenado en el caso ‘Malaya’, Juan Antonio Roca, tenía como trofeos de caza en una de sus viviendas y poner en su lugar unos de plástico.
El juicio quedó visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga y la acusación pública solicita que se le imponga al procesado la pena de tres años y tres meses de prisión por los delitos de hurto, contra la fauna en grado de tentativa y de contrabando.
Según el escrito de acusación, al que tuvo acceso Europa Press, en febrero de 2011, el administrador judicial de la empresa Marqués de Velilla, titular de la finca La Caridad de San Pedro Alcántara, en Marbella, encargó al acusado para realizar trabajos de desparasitación y desinfección de los trofeos de caza.
Entre esos trofeos estaban dos cuernos de rinoceronte blanco auténticos, montados en una tabla, los cuales habían sido legalmente importados por su titular y amparados por certificados del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de fauna y flora silvestre (Cites) de importación.
Así, supuestamente «con ánimo de ilícito beneficio», el procesado sustituyó los dos cuernos auténticos «por otros falsos de imitación compuestos de material de plástico». Esas piezas estaban tasadas pericialmente en 52.000 euros, según apunta el ministerio público en sus conclusiones.
El acusado declaró, según fuentes judiciales, que conocía a Roca desde hacía 30 años porque lo acompañaba a cacerías, apuntando que aunque en algún momento había realizado trabajos de taxidermista, en el momento de los hechos ya no los hacía.
Aseguró que realizó trabajos de desparasitación de pieles propiedad de Roca por encargo del administrador, por lo que estuvo en la finca dos veces para realizar esa labor, pero que no sabe nada de las piezas en cuestión.
En el juicio declaró como testigo Roca, quien coincidió con el acusado en que se conocían hacía tiempo, aunque dijo que no sabía nada de la desaparición de las piezas porque en ese momento estaba en prisión, apuntando que solo sabe que antes de ser detenido tenía las dos piezas originales. También testificaron la hija de este y el administrador judicial.
La acusación pública sostiene que la pretensión del acusado «no era tener los cuernos para sí, sino destinarlos a su venta», sin que quede acreditado que haya conseguido tal propósito».
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