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Manu Brabo, sobre el reporterismo de guerra: «La sociedad busca cualquier excusa para no sentirse corresponsable»

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HUELVA, 1 (EUROPA PRESS)

El fotoperiodista Manu Brabo ha asegurado que «la sociedad busca cualquier excusa, desde el sensacionalismo o el derecho a la intimidad, con tal de criticar todo aquello que le hace posicionarse y no sentirse corresponsable» de las imágenes que le llegan desde la guerra.

Natural de Gijón, Brabo ha participado como ponente en el curso ‘Los procesos migratorios actuales. Una narrativa visual’ que la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) ha celebrado durante esta semana en su sede onubense de La Rábida.

En concreto, su ponencia, bajo el título ‘La migración como consecuencia de conflictos bélicos. El caso de Libia y Siria’, ha versado sobre cómo los conflictos de estos países han influido en las rutas migratorias de los últimos años, bien como «origen de la migración» en el caso de Siria, o como «punto de acceso» en el de Libia.

En una entrevista a Europa Press, el fotógrafo, que obtuvo en 2013 el prestigioso premio Pulitzer de fotografía en la categoría ‘Breaking News Photography’ por su cobertura de la guerra civil en Siria junto a otros cuatro compañeros, ha precisado que el límite entre información y sensacionalismo «normalmente lo pone la sociedad». No obstante, esta «no se quiere sentir responsable y va a buscar cualquier tipo de excusa» para no enfrentarse a las imágenes de la guerra.

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Desde su perspectiva, «aquellas fotos que producen rechazo visual por lo grotesco ayudan muy poco a transmitir el mensaje». Aunque Brabo se ha mostrado consciente de que su «nivel de grotesco», estando presente en el campo de batalla, no puede asimilarse al de una persona que «no ha visto un muerto en su vida».

En cualquier caso, su compromiso con la noticia es precisamente lo que mantiene un alto nivel de exigencia en sus trabajos. «Los que más preocupados estamos de que el mensaje llegue bien somos los que estamos allí en el terreno», porque, precisamente, «hemos ido ahí con el compromiso ético y moral de que, por lo menos, ese mensaje llegue con afán de que las cosas cambien», ha explicado.

El fotoperiodista, que ha asegurado que la guerra es «dura, obscena, es una macarrada detrás de la otra», ha admitido que uno de los objetivos de su trabajo es «transmitir eso a la gente, que resulte doloroso, pero sin que se rechace». Una tarea compleja y que, en muchas ocasiones, depende de «cómo lo quiera recibir» el lector. Aunque en los casos en los que esa respuesta es negativa y «solo le preocupa lo grotesco», el profesional ha admitido que el problema «lo tiene él por no ver el mensaje».

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En este contexto, al ser preguntado sobre el impacto real de fotos como la del niño sirio en la orilla, el asturiano lo ha calificado como una «flagelación cristiana». «Me flagelo, soy malísimo, una sociedad de mierda, pero luego, como buenos cristianos, nos hemos ganado el perdón de Dios y seguimos hacia adelante», ha referido irónicamente el reportero gráfico.

Brabo también ha dedicado unas palabras al tratamiento informativo que realizan los medios de comunicación nacionales sobre la migración. A este respecto, ha indicado que uno de los grandes errores es que esta recibe un enfoque «de espontaneidad», pero «no se profundiza en las razones que hacen que esa gente quiera dejar su casa, porque nadie lo hace por gusto», según ha apuntado, a excepción de la «sociedad privilegiada» que viaja para estudiar, pero que «también es migración».

Brabo, que fue capturado en 2011 por las fuerzas leales al dictador libio Muamar Gadafiy, en una detención que se extendió durante 43 días y que implicó la muerte de su compañero Anton Hammerl, ha sostenido que «la inacción» frente a ciertos conflictos armados de otros países, concretamente al de Siria, «ha provocado un flujo migratorio en 2015 que ha causado un auge de la ultraderecha en toda Europa». Por lo que se trata de cuestiones de «gran magnitud que deberían preocupar más», según ha defendido el reportero.

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Respecto al contexto actual marcado por la pandemia de Covid-19, el fotógrafo ha manifestado que «la gente está bastante preocupada de sacar sus castañas del fuego», por lo que las cuestiones migratorias «continúan en un segundo plano».

Finalmente, Brabo ha apuntado que en España el inmigrante «está estereotipado por raza y por similitudes étnicas y culturales». Así, un refugiado proveniente de la guerra de Ucrania «tiene una mejor aceptación» que uno de la guerra de Siria, y estos a su vez mejor que los que vienen de Afganistán, según ha explicado.

El fotoperiodista ha asegurado que el inmigrante que «menos llama la atención» y, sin embargo, es el más numeroso en España, es el de Latinoamérica. Una idea que ha justificado argumentando que «es una inmigración que se produce por aeropuertos y no se está tan en contra por unas similitudes culturales obvias», ha concluido.


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